
Los buñuelos son uno de esos dulces que evocan recuerdos de infancia, celebraciones populares y tardes de merienda. Crujientes por fuera, esponjosos por dentro y muchas veces rellenos de crema, nata o chocolate, son una delicia que se disfruta especialmente en épocas como la Semana Santa, en todos los santos o fiestas regionales.
Su origen es antiguo y extendido: existen versiones de buñuelos en muchos países del mundo, desde los «fritule» de origen croata, hasta los «beignets» franceses o los «zeppole» italianos. Pero en España, especialmente en regiones como Cataluña, Valencia o Castilla, los buñuelos de viento han adquirido identidad propia, con versiones dulces y saladas.
Hoy te enseño cómo preparar los tradicionales buñuelos de viento dulces, perfectos para rellenar o simplemente espolvorear con azúcar glas. Una receta fácil, deliciosa y perfecta para compartir.
Ingredientes para 25-30 bueñuelos
- 125 ml de agua
- 125 ml de leche
- 100 gramos de mantequilla
- 1 pizca de sal
- 1 cucharada de azúcar
- 150 gramos de harina de trigo
- 4 huevos medianos
- Aceite de girasol (para freír)
- Azúcar glas para espolvorear (opcional)
Opcionales para rellenar:
- Crema pastelera
- Nata montada
- Trufa o chocolate
Ya sabes los ingredientes, ahora toca saber los pasos que tienes que seguir para realizar esta fantástica receta:
- Primer paso: En primer lugar, en un cazo a fuego medio, vierte el agua, la leche, la mantequilla, el azúcar y la pizca de sal. Remueve hasta que la mantequilla se derrita y la mezcla comience a hervir.
- Segundo paso: En segundo lugar, una vez hierva, retira del fuego y añade la harina de golpe. Remueve enérgicamente con una cuchara de madera hasta que la masa se despegue de las paredes del cazo y forme una bola compacta. Devuelve el cazo al fuego durante un par de minutos para secar la masa, sin dejar de remover.
- Tercer paso: En tercer lugar, deja enfriar la masa unos minutos. Luego añade los huevos uno a uno. No añadas el siguiente hasta que al anterior esté completamente integrado. Al principio puede parecer que se corta, pero al batir bien se vuelve homogénea. La masa debe quedar densa pero con textura cremosa.
- Cuarto paso: Calienta abundante aceite en una sartén honda o cazo. La temperatura ideal es de unos 170 grados. Usa dos cucharillas para formar pequeñas porciones y echarlas al aceite. No pongas muchas a la vez, ya que crecen bastante.
- Quinto paso: Fríe los buñuelos hasta que estén dorados y hayan duplicado su tamaño. Se dan la vuelta solos si el aceite está bien caliente. Sácalos con una espumadera y ponlos sobre papel absorbente.
- Sexto paso: Por último, una vez fríos los buñuelos, puedes espolvorearlos con azúcar glas o rellenarlos con una manga pastelera de crema, nata o trufa. También puedes inyectar mermelada o dulce de leche si quieres algo diferente.
Ahora toca saber los consejos para hacer unos buñuelos perfectos:
- No te saltes el reposo antes de añadir los huevos: si la masa está muy caliente, los huevos se cuajarán y estropearán la mezcla.
- La masa debe quedar espesa pero brillante: si queda demasiado líquida, absorberá aceite: si está muy seca, no subirá bien.
- Fríelos con paciencia: si el aceite está demasiado caliente, se doran por fuera y quedan crudos por dentro. Si está frío, absorberán mucho aceite.
- Hazlos pequeños: al freír se inflan bastante, y si son muy grandes, cuesta que se cocinen por dentro.
- Haz la masa en el día: es mejor freír los buñuelos poco después de preparar la masa. Si la guardas, pierde volumen y textura.
- Aromatiza la masa para darles un toque personal: Puedes añadir a la masa una pizca de ralladura de limón, una cucharadita de canela o unas gotas de agua de azahar para aportar un aroma diferente. Si vas a rellenarlos con chocolate, una pizca de vainilla también queda genial.
A continuación te voy a decir los errores más comunes al hacer buñuelos:
- Freír con el aceite demasiado caliente o frío: altera la cocción y textura de los buñuelos.
- No remover bien los huevos en la masa: genera una mezcla irregular que no se infla correctamente.
- Formar porciones muy grandes: impide una cocción uniforme, dejando el interior crudo.
- No dejar reposar sobre papel absorbente: el exceso de grasa arruina la textura final.
- Abrirlos cuando aún están calientes: Si los rellenas antes de que estén completamente fríos, la crema puede licuarse y la masa perder su estructura. Siempre espera a que se enfríen por completo.
Los buñuelos de viento son un clásico de la repostería que nunca falla. Tiernos, ligeros, y con un sabor suave que se adapta a todo tipo de rellenos o decoraciones. Aunque parezcan delicados, con un poco de mimo y los trucos adecuados salen perfectos, incluso en casa.
Ya sea como postre, merienda o dulce de celebración, los buñuelos alegran cualquier mesa.
¡Buen provecho y hasta la próxima receta!