
La carne con tomate es uno de esos platos que huelen a casa, a cocina lenta y a tradición andaluza. Muy típica de provincias como Sevilla o Cádiz, esta receta forma parte del recetario clásico del sur de España, especialmente en bares y casas donde el guiso tiene el protagonismo que se merece.
Se trata de un plato sencillo en concepto: carne de cerdo guisada a fuego lento en una salsa de tomate casera hasta que queda tierna, jugosa y bien impregnada de todo su sabor. Aunque puede parecer una receta humilde, cuando se hace con mimo y buenos ingredientes, se convierte en una auténtica delicia que conquista a todos.
Se puede servir como tapa, como segundo plato o incluso como plato único, acompañado de unas patatas fritas, arroz blanco o simplemente con pan para mojar en salsa. Es ideal para preparar con antelación, ya que de un día para otro mejora aún más, y se puede congelar perfectamente
Ingredientes para 4 personas:
- 800 gramos de carne de cerdo (magro, aguja o cabeza de lomo)
- 800 gramos de tomate triturado natural (o 1 kg de tomates maduros pelados)
- 1 cebolla grande
- 3 dientes de ajo
- 1 pimiento verde (opcional)
- 1 hoja de laurel
- 100 ml de vino blanco
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal al gusto
- Pimienta negra
- 1 cucharadita de azúcar (si el tomate es ácido)
- Pimentón dulce (opcional media cucharadita)
Ahora que sabes los ingredientes, toca saber los pasos que debes seguir:
- Primer paso: En primer lugar, trocea la carne en dados medianos, del tamaño de un bocado. Seca ligeramente con papel de cocina y salpimienta.
- Segundo paso: En segundo lugar, en una cazuela amplia, calienta un chorro generoso de aceite de oliva y dora la carne a fuego fuerte en tandas, para que se selle bien y coja color. Retira y reserva.
- Tercer paso: En la misma cazuela, baja un poco el fuego y añade un poco más de aceite si es necesario. Sofríe la cebolla picada, el ajo laminado y el pimiento verde troceado (si decides usarlo) durante unos 10 minutos, hasta que estén blandos y dorados.
- Cuarto paso: Vierte el vino blanco y raspa el fondo de la cazuela para aprovechar todo el sabor. Deja reducir el alcohol durante 2-3 minutos.
- Quinto paso: Añade el tomate triturado, una pizca de sal, una cucharadita de azúcar si el tomate es ácido, y el pimentón si lo usas. Mezcla bien.
- Sexto paso: Devuelve la carne a la cazuela junto con la hoja de laurel. Remueve para que se impregne bien de la salsa.
- Séptimo paso: Tapa parcialmente y deja cocinar a fuego bajo durante 1 hora o hasta que la carne esté tierna y la salsa espesa. Remueve de vez en cuando y añade un poco de agua si ves que la salsa se seca demasiado.
- Octavo paso: Prueba y ajusta de sal, pimienta o azúcar al gusto. Retira la hoja de laurel y sirve caliente, acompañado de patatas fritas, arroz blanco o pan.
Ahora te voy a decir una serie de consejo que debes seguir si quieres una carne con tomate perfecta:
- Elige un buen corte de carne: El magro de cerdo es el más común, pero cortes como la aguja o la cabeza de lomo dan más jugosidad.
- Dora bien la carne: Ese sellado es clave para concentrar el sabor del guiso.
- Tomate natural: Si tienes tiempo, usa tomates maduros pelados y triturados. El sabor será más auténtico.
- Deja tiempo al guiso: La cocción lenta permite que la carne quede tierna y que la salsa se concentre.
- Hazlo el día anterior: Como muchos guisos, gana mucho en sabor de un día para otro.
A continuación tienes los errores más comunes al hacer carne con tomate:
- Usar carne muy magra o seca: Aunque el magro es el clásico, si la carne es demasiado seca, el guiso perderá jugosidad. Opta por cortes con algo de grasa.
- No reducir el tomate lo suficiente: La salsa debe quedar espesa, no aguada. Dale tiempo para que reduzca y se caramelice ligeramente.
- No dorar la carne previamente: Saltear la carne antes del guiso aporta un sabor clave al plato.
- Cocinar con prisas: Este es un plato que necesita tiempo para que los sabores se integren. La paciencia se nota en el resultado.
La carne con tomate es uno de esos platos que nunca pasan de moda. Su sabor tradicional, su textura tierna y su versatilidad hacen que guste a mayores y pequeños por igual. Además, es una receta agradecida, de las que puedes preparar en cantidad y disfrutar durante varios días o congelar sin problema.
Anímate a prepararla en casa y verás cómo se convierte en un básico de tu recetario. Y recuerda: no olvides el pan, porque esta salsa se merece mojar.
¡Buen provecho y nos vemos en la siguiente receta!