
La crema de calabacín es uno de esos platos que nunca fallan: saludable, reconfortante, económica y muy sencilla de preparar. Esta receta tradicional forma parte de la cocina diaria de muchos hogares gracias a su sabor suave, su textura cremosa y su versatilidad. Puede servirse tanto caliente en invierno como fría en verano, lo que la convierte en un básico de todo recetario.
Además, es una receta que admite múltiples versiones: más o menos espesa, con queso, con nata, con patata o sin ella, incluso con toques exóticos si se desea. Pero en su forma más clásica, la crema de calabacín se basa en ingredientes humildes: calabacines, cebolla, patata, un poco de aceite y agua o caldo. Su magia está en la simplicidad y en la forma en que estos sabores se integran.
Es ideal como primer plato, como cena ligera o incluso como acompañamiento en un menú más completo. Además, es una excelente forma de incluir verduras en la alimentación de niños y adultos sin que apenas se note.
Ingredientes para 4 personas:
- 2 Calabacines medianos (500 gramos)
- 1 Patata mediana
- 1 Cebolla
- 1 Puerro (opcional, para más sabor)
- 2 Cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- 500 ml de agua o caldo de verduras
- Sal al gusto
- Pimienta blanca (opcional)
- 2 quesitos o un chorrito de nata líquida (opcional)
- Crutones, semillas o aceite de oliva para decorar
Ahora que sabes los ingredientes te voy a decir los pasos que debes de seguir para preparar la crema de calabacín:
- Primer paso: En primer lugar, lava bien los calabacines y pélalos parcialmente si la piel es muy dura. Córtalos en trozos medianos. Pela la patata y la cebolla, y córtalas también. Si usas puerro, límpialo bien y córtalo en rodajas.
- Segundo paso: En segundo lugar, en una cazuela grande, añade el aceite de oliva y sofríe la cebolla (y el puerro si lo usas) a fuego medio durante unos 8 minutos, hasta que estén blanditos y translúcidos.
- Tercer paso: En tercer lugar, añade el calabacín y la patata, remueve todo junto y rehoga un par de minutos más para potenciar el sabor.
- Cuarto paso: Vierte el agua o caldo, añade una pizca de sal y lleva a ebullición. Luego baja el fuego y cocina tapado durante unos 20 minutos o hasta que la patata esté bien blanda.
- Quinto paso: Retira del fuego y, con una batidora de mano o de vaso, tritura todo hasta conseguir una textura cremosa y homogénea. Añade los quesitos o un chorrito de nata si deseas una crema más suave y sabrosa. Ajusta la sal y añade pimienta blanca si te gusta.
- Sexto paso: Sirve caliente o templada. Puedes decorar con un chorrito de aceite de oliva virgen extra, semillas de sésamo o calabaza, cebolla crujiente o crutones.
Ahora ya sabes como se hace la crema de calabacín, pero no sabes los mejores consejo para que te salga una crema perfecta:
- No peles completamente el calabacín: la piel aporta fibra, color y sabor. Si noes muy dura, puedes dejarla casi toda.
- Usa caldo casero: Si tienes tiempo, un buen caldo de verduras potencia el sabor mucho más que el agua.
- Textura a tu gusto: Si te gusta más espesa, pon menos líquido. Si prefieres una crema más ligera, añade más agua o leche vegetal.
- Congela por raciones: Esta crema congela muy bien. Prepárala en grandes cantidades y guarda en porciones individuales.
- Añade queso de cabra o parmesano al final: Para una versión más gourmet sin perder la base saludable.
Ahora te voy a decir los errores más comunes al hacer crema de calabacín:
- Poner demasiada agua: Si cubres las verduras por completo, la crema puede quedar aguada. Mejor ir añadiendo el líquido poco a poco.
- No sofreír la cebolla: Rehogar da mucho más sabor al conjunto. No omitas este paso aunque sea rápido.
- No ajustar la sal al final: Como el calabacín es muy suave, la sazón es crucial para evitar una crema insípida.
- Triturar sin dejar enfriar un poco: si usas batidora de vaso, ten cuidado con el vapor caliente. Deja templar unos minutos antes de triturar.
La crema de calabacín es una de esas recetas que combinan lo mejor de la cocina: es sana, sabrosa, económica y muy fácil de preparar. No necesita técnicas complicadas ni ingredientes raros, pero sí un poquito de cariño en su elaboración. Además, es una receta que se adapta a todo tipo de paladares, lo que la convierte en una excelente opción para cualquier momento del año.
Ya sea como una cena ligera entre semana o como entrante en un menú más sofisticado, esta crema tiene ese poder reconfortante de las comidas hechas en casa. Y si estás empezando a cocinar, es perfecta para ganar confianza. Así que ya sabes: prepara una buena cantidad, guarda una ración para mañana y disfruta del placer de comer sano sin complicaciones.